Era comienzo de semana, el lunes había llegado; lo que quiere decir que Ariel estaba preparándose psicológicamente para ir al colegio después del incidente en la fiesta de Megara. Lo que la ayudó en gran parte a sentirse "lista" para afrontar ese día fue la charla que tuvo con Jane; le contó absolutamente todo lo ocurrido y Jane, con su voz confortadora y madura la hizo calmar y asegurarle de que todo estaría bien; además, era una fiesta de adolescentes, esas cosas de vomitar suceden, ¿no es así?
¿Qué tan malo podía ser?
—No quiero entrar... —dijo Ariel dirigiéndose a Jane, mientras observaba con miedo la gran entrada de la Academia Kuzco.
—¿Qué fue lo que te dije acerca de esto? —respondió Jane.
La pelirroja tomó aire —Que es una tontería lo que ocurrió y que no le darán importancia...
—¿Y qué más?
—Que no me deje afectar por un simple accidente ya que a cualquiera le puede suceder...
—¿Y qué más?
—Que sí se da el caso de que alguien me moleste no me deje intimidar y los enfrente y así me dejarán tranquila...
—¿Y qué más?
—Y... —frunció el ceño—, espera... —volteó a mirarla—, eso es todo.
—¿Huh? No, estoy segura de que dije algo más...
—Emm no... Después de eso me dijiste que la profesora Marina era una muggle por decir que los libros de Harry Potter no son la gran cosa...
—¡Oh, es verdad! —sonrió, recordando lo dicho—. ¡Es que es cierto! No es mi culpa que sólo le interesen libros con temáticas como 50 Sombras de Gray...
Ariel con los ojos abiertos cuál los de un búho, dejó salir una carcajada.
—Bueno, entremos Potterhead —le dijo la pelirroja aún riéndose.
Ambas entraron y todo parecía normal. Claro, la parte por donde ellas entraron era donde se encontraban algunas oficinas del personal, la entrada a la biblioteca y unos baños; alejado de los casilleros, salones de clase y pasillos transitados de alumnos. Ariel suspiró algo aliviada pero aún así tenía miedo de aproximarse a su casillero y toparse con Megara o con alguien más que pudiera hacerle burla, pero trataba de tranquilizarse y recordar lo que Jim y Jane le habían dicho: No te dejes sentir inferior por nada ni nadie y tampoco les des el gusto a toda esa gente de verte mal.
—Bueno, Ari. Tengo que ir al salón de profesores por unas cosas, así que... Nos vemos en clase.
La pelirroja asintió y observó a Jane dirigirse a su respectivo salón.
Era hora. Llegar hasta su casillero. Permaneció sin moverse unos segundos y luego, con un aire de confianza se dispuso a caminar segura de sí misma como cualquier otra mañana. Caminó y caminó. Actuaba normal. Todo parecía ir bien, nada recordaba lo del sábado.
Sí, bueno. Estaba equivocada.
Entre más se acercaba, podía notar las miradas encima suyo; la observaban, oía risas y murmullos.
"No puede ser..." pensó con su ritmo cardíaco precipitándose. "Tranquila, actúa normal, actúa normal." Caminó hasta llegar a su casillero y pensó que ya estaría bien, pero...al ponerse en frente de él, quedó atónita de ver una hoja pegado en este. Una hoja de una fotografía de ella cuando estaba vomitando en la piscina con un título que decía en letras grandes y rojas: "Ariel, la vomitona."
"Ay no..." Su rostro se horrorizó. Con la mano temblorosa, lo arrancó y con la otra mano, se tapó la boca con las lágrimas a punto de salirse.
—¡Vaya, vaya! ¡Miren quién está aquí! —. Ariel se volteó y vio a Megara y a todo su grupo de amigos. Y no sólo notó eso, sino que todos los estudiantes tenían esa fotografía, incluso estaba pegada en paredes y casilleros.
—¿Por qué? —logró pronunciar la ojos azules, aguantando las lágrimas.
—Disculpa, ¿qué? —respondió Megara, fingiendo confusión con una media sonrisa.
—¿¡Qué fue lo que te hice!? —elevó su voz tan alto que todos los que estaban por esa zona se callaron y miraron curiosos—. ¡Primero me invitas a tu dichosa fiesta diciendo que era una bienvenida pero sólo fue para esto! ¿¡Cuál es tu problema conmigo!? —las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas.
Megara frunció el ceño y estaba a punto de replicar en tono fuerte pero miró alrededor; todos prestaban atención a lo que estaba ocurriendo, no le beneficiaría sí todos se dieran cuenta de que ella fue la culpable del vómito de Ariel. Respiró profundo y con una sonrisa burlona dijo:
—Pelirrojita, no es mi culpa de que hayas estado tan nerviosa que vomitaras...
Todos los presentes comenzaron a reírse mientras disfrutaban de los carteles con la foto de Ariel.
Las voces y risas se metían en su cabeza con fuerza, causándole dolor. Sus ojos se rindieron, dejando fluir las lágrimas y con una mirada de tristeza hacia Megara, dio media vuelta y con todo el impulso que le quedaba, se dispuso a caminar lo más rápido que pudo, dejando atrás toda una ola de mofas e insensibilidad.
En el poco trayecto que llevaba, no prestaba atención si quiera a dónde se dirigía, lo que la hizo chocar con alguien. Ese alguien la tomó de los brazos y ella al alzar la mirada sé alegró por dentro, mas por fuera no lograba transmitir ninguna emoción positiva.
—¿Qué te sucede, Ariel? —le preguntó Jim preocupado—. ¿Por qué lloras?
Ella le mostró el cartel con su foto en él sin poder decir nada; el papel hablaba por sí solo.
Hawkins lo miró algo en shock pero no duró ni un segundo en transformar su rostro en furia e ira. Miró a su alrededor y notó que habían unos cuántos de esos mismos carteles pegados— ¿¡Quién fue el idiota que hizo esto!?
—N-No lo sé. Pudo haber sido Megara o alguno de sus amigos o tal vez fue otra persona... ¡No sé, no sé! —lo dejó caer con rendición.
—Voy a encontrar al culpable de esto... ¿¡Oyeron!? —gritó mirando hacía todas partes. Todos voltearon asustados por ese grito tan fuerte del joven. "El grupo de populares" escuchó tal alboroto y siguieron esa fuerte voz que se escuchaba. Ariel incluso se sorprendió. —¡El responsable de esto las va a pagar por ser tan infeliz!
—Jim... —trataba de calmarlo ella, pero era inútil; aquel estaba incluso rojo de la cólera que sentía recorrer todo su cuerpo.
—¡Y todos ustedes que no tienen nada mejor que hacer, deberían darles vergüenza de hacer burla por un incidente! ¿¡Les gustaría que a ustedes les hicieran lo mismo!? ¿¡No, verdad!? —Todos comenzaron a verse los unos a los otros apenados y otros simplemente no le daban importancia—. ¡Entonces dejen de comportarse como sí fueran perfectos y como sí nunca les hubiera pasado un accidente! ¡Voy a encontrar al que hizo esto! ¡Y espero que todavía tenga ganas de reírse para ese entonces!
Megara se sobresaltó y al ver en los ojos de Jim, sintió todo un escalofrío recorriéndola; se sintió intimidada y con miedo de que la gente averiguara sobre su bromita.
—Chicos, vamos. Esto son sólo tonterías. —ordenó, adquiriendo nuevamente su confiada e imponente personalidad. Le hicieron caso y se retiraron a sus salones.
—Jim, ya, está bien. —se posó en frente de él, colocando las manos en su pecho, tranquilizándolo.
Él la miró a los ojos y respiró profundo, entrando en calma pero aún su respiración era agitada y su cuerpo no perdía la tensión del todo.
—Es que no puedo creer que te hayan hecho esto... No lo mereces, Ariel. Ven, ayúdame a quitar todos estos carteles de las paredes. —dijo, rejuntando el que ella había dejado caer al suelo—, ¡pero antes! —se arrimó a la pelirroja, limpiándole las lágrimas con una mano—, el sábado te dije que eres demasiado linda como para llorar, ¿recuerdas? —sonrió.
Ariel se rió algo nerviosa con la cabeza gacha —. Gracias, Jim. Por defenderme... Eres increíble.
Él ensanchó su sonrisa y ella se la devolvió.
El joven suspiró y dijo mirando el cartel que sostenía—. Bueno, apresurémonos a deshacernos de estas porquerías.
Ella con una pequeña risa, asintió con la cabeza, dándole aprobación al acto; rápidamente se dispusieron a recogerlos y que no quedara ni uno a la vista.
Al poco tiempo, ya no habían más de esos odiosos carteles —a excepción de algunos que aún conservaban las personas—. Ariel suspiró aliviada; ya no habían fotos suyas pegadas en las paredes y/o casilleros.
—Iré a botarlos. —comentó Jim, tomando el gran puño de pósters, a lo que ella le sonrió agradecida. Se marchó a buscar un basurero y ella, se dirigió de nuevo a su casillero para tomar los libros para su primera clase.
"Espero que el día mejore..." pensaba ella.
¿Mejorar? ¿Estás segura?
—!Ariel! —exclamó una voz que de inmediato hizo voltear a la chica.
—Hércules... —trató de sonreír y fingir una buena cara, sin embargo, aún no olvidaba que él había intentado besarla descaradamente cuando estuvo borracho.
—¿Podemos hablar un momento? —se acercó con las manos en sus bolsillos.
—Amm... Seguro, dime. —cerró la puerta de su casillero y se volteó para mirarlo de frente.
—Bien... Oye, yo me quería disculpar por lo que pasó en la fiesta de Megara... Realmente no me acuerdo muy bien de lo sucedido, sólo recuerdo que estabas muy enfada y me empujabas y te ibas... Tuve que haber hecho algo para que reaccionarás de esa forma. Así que... Lo siento, linda. Sea lo que haya sido, no estaba consciente. ¡Casi no me acuerdo de esa noche!
—Estabas muy ebrio, Hércules. Acepto las disculpas pero estabas en un estado en el que casi ni te reconocías a ti mismo y eso no es sano.
—Lo sé, lo lamento, linda... No te enojes conmigo, ¿sí? —le hizo un gesto de "perrito arrepentido" mirándola directo a los ojos. Ella rió ante tal expresión y asintió.
—Ok, ok. No pasa nada. —le sonrió—. Pero que no vuelva a pasar, ¿trato?
—¡Trato! —sonrió—. Así que... ¿Estamos bien?
—Síp.
—¡Excelente! ¿Un abrazo? —le extendió los brazos, sonriente.
—¿Por qué no? —se acercó a él y lo abrazó con una sonrisa. Cuando ella se iba a separar, él no la dejó, la siguió abrazando aún más fuerte, lo que la sorprendió, pero le siguió el juego. Aunque, ahora el momento se volvió un tanto más intenso porque Hércules, olía el cabello de la pelirroja y con una mano lo acariciaba y con la otra, la mantenía en su espalda.
Ella comenzó a sentirse algo incómoda porque el abrazo ya no lo estaba percibiendo de una forma amistosa, ¿sí me entienden? Se sentía como sí Herc quisiera llegar a otro lugar pero seamos sinceros, eso jamás pasará... Sólo que el pobre no lo sabe aún.
—Amm... ¿Interrumpo algo? —dijo una voz grave y seria.
Ariel abrió sus ojos a más no poder y se separó rápidamente al detectar esa voz.
—¡Jim! ¡No, no! ¡Por supuesto que no! Sólo estábamos...
Había vuelto de deshacerse de los pósters.
—Abrazados... —afirmó mirándolos de forma penetrante.
—Pues sí —comenzó Hércules—, es que ahora estamos mejor que nunca, ¿no, Ariel? —le rodeó la cintura con su brazo. Ella lo miró algo desconcertada y extrañada; dirigió su mirada a Jim y sonrió algo nerviosa.
Ariel, cariño... Sí yo fuera tú, le pegaría y me iría a los brazos de Jim, o sea, ¡hello!
Se supone que debería ser imparcial... Hmmm...
¡Ok, sigamos!
—Ya veo... —murmuró Hawkins mirándolos fríamente.
—¡Bien! Iré a comprar algo de tomar antes de clases. Nos vemos. —le dio un beso en la mejilla a la pelirroja y le palmó la espada a su amigo, mientras se alejaba.
Ariel quedó totalmente atónita, ¿le dio beso en la mejilla? ... Se sintió muy extraña, no era como que no quisiera a Hércules... Lo quería como un amigo, pero hasta ahí. Había sido un momento sumamente incómodo; Jim estaba justo al frente de ella con una mirada seria y frívola.
—¿Siempre es así de cariñoso? —le preguntó ella con una risa nerviosa para aliviar la tensión.
—Eso te iba a preguntar yo a ti... —respondió de inmediato.
Ariel se estremeció con tan seca respuesta. Él parecía otra persona completamente. Hace unos momentos estaba sonriéndole tiernamente y ahora... Todo rastro de felicidad se extinguió, incorporándosele algo de enojo o molestia o algo que ella no lograba descifrar.
—Oh... Am —miró hacia abajo pensando en qué decir—, ¡oh! ¡Jim! ¿Cuándo será nuestra cita? —sonrió ansiosa con brillos en los ojos.
No, eso no... Es otra palabra...
—No lo sé, después lo acordamos, ¿sí? Tengo que ir a mi casillero por unas cosas... —dio media vuelta y con las manos en los bolsillos se fue caminando.
¿Triste? No, tampoco...
Ariel quedó casi boquiabierta ante tal reacción tan sin gracia, casi sin sentimiento... Todo fue por ese momento con Hércules, estaba segura de ello. No quería que lo mal interpretara…
—Tranquilo, Jim... ¡Relájate! No puedes estar... —se decía en voz baja mientras caminaba por los pasillos—, ¿celoso?
Celoso. ¡Esa era la palabra!
—¡No! ¿Cómo vas a estarlo? ¡Es tu mejor amigo! Es una tontería, sólo fue un abrazo y un beso en la mejilla... Además, fui muy grosero con ella, prácticamente la ignoré cuando me preguntó sobre nuestra cita... Soy un idiota, soy un idiota y de los grandes... —caminaba, hablaba y llevaba sus manos a su cabello con molestia—. Un idiota... —se detuvo en seco y alzó la cabeza—, ¿y qué sigo haciendo aquí caminando y hablando conmigo mismo? —dio media vuelta y casi corriendo fue devolviéndose para llegar hasta Ariel.
La pelirroja estaba dolida por la forma en que Jim había dicho las cosas y aún más cuando se había ido casi sin decir nada.
—Tal vez no era momento para preguntar... —sacudió su cabeza tratando de no pensar en cosas negativas y se fue hacia su próxima clase.
El ojos verdes, al llegar con una sonrisa esperando encontrar a la chica, se desilusionó al ver que ya no estaba ahí. Rodó los ojos enojado consigo mismo y dio media vuelta.
Durante la primera clase.
—Bueno, chicos. ¡Les tengo buenas noticias! Este fin de semana tendremos un paseo escolar. —sonrió la profesora Marina mientras todos festejaban y se veían los unos a los otros contentos. —Como podrán recordar, hace un tiempo tuvimos un paseo al bosque pero por la enorme tormenta que hubo, debimos suspenderlo y no completamos con ninguno de los fines del viaje. Por tanto, el sábado iremos nuevamente y regresaremos domingo por la mañana.
"Un paseo por el bosque... " se decía en la mente Ariel. "Hace poco fueron al bosque... ¡Oh mi Dios! ¡Fue cuando Jim y yo nos conocimos! ¡Por eso él andaba ahí! Iremos al mismo bosque donde lo conocí a él y a Rajah también! ¡Esto es genial!" sonrió emocionada tratando de no gritar. Pero luego su rostro se mostró preocupado y nervioso. "Un momento... Allí está Rajah... Y sí percibe mi olor tratará de buscarme y sí eso pasa... Lo matarán... Ay no...". Se llevó las manos a la boca. "Tendré que pensar en algo para que eso no suceda. Nadie lo puede ver..."
Mulán había faltado a las dos primeras lecciones ya que se atrasó por el tránsito. Por lo que Ariel se sintió algo sola durante la clase, pero durante el recreo, su amiga por fin llegó y eso la alegró bastante.
Estaban en una de las mesas del patio, tomando un refresco.
—¿Entonces no viste ningún cartel con mi foto? —preguntó la pelirroja.
—No, no vi nada, pero sí escuché a unos chicos hablar de ello cuando iba a mi casillero.
—¿Qué dijeron?
—Algo sobre lo vergonzoso que debió haber sido para ti, aún más porque eres nueva, ya que ahora sólo te recuerdan por eso.
Auch.
—Auch...
—No hagas caso, pronto se olvidarán de eso, ya verás. —le acarició el hombro con cariño para tratar de calmarla.
—Gracias, Mulán. —sonrió agradecida.
Pasaron las clases y los recreos; Jim había intentando varía veces hablar con Ariel sobre su cita pero no encontraba el momento indicado, ya que siempre había mucha gente alrededor o estaba hablando con Mulán o no la encontraba y en clases por un papelito como niños de escuela no era una opción. Quería hacer las cosas bien porque ella le importaba mucho.
La última clase del día había sido educación física; los hombres jugaron baloncesto y las mujeres volleyball. Ya el día había finalizado y todos aparte de sudados y cansados, estaban desesperados por llegar a descansar a sus hogares, aunque con el montón de tareas y trabajos que hacer, se les hacía algo difícil; pero ya saben cómo es la secundaria de dura, aún más en el último año.
El gimnasio ya estaba vacío, a excepción de Hércules que decidió quedarse unos minutos más haciendo lanzamientos de basket.
Mientras en el vestidor de chicas...
—Mulán —comenzó Ariel—, ¿de casualidad tienes mi botella de agua?
—Amm —se fijó en su mochila pero ahí no estaba—, no, Ari. Tal vez la dejaste en el gimnasio, la llevaste desde que empezó la clase, seguro sigue allí.
—Tienes razón, iré a ver.
Salió del vestidor y se dirigió al gimnasio. Al llegar, sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a Hércules sin camisa, jugando él solo baloncesto.
Él sintió la presencia de alguien y se volteó, sonriendo al ver quién era.
—Hola linda. —sonrió con el sudor recorriendo todo su cuerpo.
—H-hola. —trató de apartar la mirada de su torso y enfocarse en su rostro. Hércules aunque no parecía y se viera algo flacucho, tenía el abdomen bien definido y torneado. Él notó lo que ella trataba de hacer y rió—. Yo sólo quería ver sí había dejado mi botella de agua aquí.
—Oh, ¿es esa? —señaló una de las bancas.
—¡Sí, es esa! —afirmó con alegría—. Iré por ella. —caminó hasta estar cerca de la banca, pero Hércules le impidió pasar, posándose en frente de ella. Algo ruborizada por estar tan cerca de su torso, se hizo para atrás extrañada. —¿Qué pasa?
—No te voy a dejar pasar por ella hasta que juegues un momento conmigo. —sonrió.
—Oh... Pero... —bajó la mirada—, nunca he jugado baloncesto, probablemente soy pésima.
Él chasqueó sus dientes. —No puedes ser tan mala, vamos yo te ayudo.
—Mmm... —lo miró por unos segundos, pero luego suspiró—. Ok, ok. Puede ser divertido —sonrió.
—¡Así me gusta! —exclamó contento, mientras tomaba el balón con sus dos manos—. Primero mírame y luego trata de hacer lo mismo.
Ella asintió y él respondió con una sonrisa. Se acercó un poco más al aro, picó el balón un par de veces y como todo un basquetbolista profesional, hizo un tiro. La bola cayó justo en el centro, pasando con facilidad. Él sonrió satisfecho y corrió para agarrar el balón.
—Vas tú, linda. —se la entregó.
—Amm... Ok. —la tomó algo dudosa. No estaba muy segura de como hacerlo pero bueno, lo intentaría.
Mientras en el vestidor de hombres...
—¡Chicos, ya salgan, tengo que dejar cerrado aquí, apúrense! —gritó el profesor Shang desde afuera del vestidor. Como era la última clase, debía asegurarse de dejar con llave ambos vestidores.
—Qué bien... —murmuró Jim, notando que Hércules aún no llegaba—. Tendré que cargarle otra vez su mochila... Este idiota debió haberse quedado en el gimnasio de nuevo. —agarró tanto su mochila, como la de su mejor amigo y salió rápidamente al gimnasio.
De nuevo con Ariel y Hércules...
Ella se colocó cerca del aro, flexionó sus piernas y con un pequeño salto, arrojó la bola.
¿Entró?
Pero por supuesto que no... No estuvo ni cerca, lo que hizo que Ariel hiciera un puchero, mirando a Herc con cara de "Sabía que no podría". Él rió y rápidamente cogió la bola.
—Mira, es así. —se puso detrás de ella, dándole la bola. Ella la tomó y así, Hércules agarró suavemente sus brazos y le susurró en el oído —Ahora, eleva tus brazos—. Ariel algo incómoda por el susurro, comenzaba a ponerse nerviosa. Literalmente tenía el abdomen de Herc, contra su espalda, junto con sus brazos desnudos en los de ella —. Ahora... Tira... —terminó de susurrarle y seguidamente, ella le obedeció. Y para su sorpresa, ahora sí, había logrado encestar.
—¡Sí! ¡Lo hice! —se volteó hacia él brincando de la emoción— ¡Yeiii! —le dio un pequeño abrazo amistoso; él sé lo devolvió con una sonrisa. Ariel se separó aún con una radiante sonrisa y se percató de que Hércules prácticamente le examinaba todo el rostro. Tragó duro y riéndose nerviosamente, se alejó unos pasos con velocidad. Pero al hacerlo tan rápido, perdió equilibrio; sus pies se enredaron entre sí, logrando que su cuerpo se dejara ir hacia atrás. Un pequeño chillido salió de su boca por sentir que se caía, pero en una milésima de segundo, miró levemente hacia arriba y ahí estaba Hércules sosteniéndola.
—Ten cuidado. —le dijo sonriendo pícaramente.
El corazón de Ariel comenzó a acelerarse, la distancia entre ambos era muy corta y eso no le gustaba. Esa mirada de Hércules se le hacía algo perturbante.
—Hey Hércules, ¿estás...? —llegó de pronto Jim, que al ver tal escena quedó atónito. Sintió nuevamente aquella no tan placentera sensación de la mañana—, ¿aquí...? —terminó la frase totalmente en shock.
—¡Jim! —exclamó Ariel inquieta. En un dos por tres ya se había incorporado a estar de pie.
—¿Por qué estaban tan...juntos, solos y tú Herc, semi-desnudo?
—Sólo jugaba baloncesto con la pelirroja más bonita de todas. —miró a Ariel, sonriente.
—¡Sí! Un juego...amistoso... ¡Amigos! —dijo la chica en tono elevado.
Los tres intercambiaron miradas...sin decir nada; era un silencio realmente incómodo. La tensión casi que podría agarrarse.
—Bueno, será mejor que me ponga la camisa y me vaya a casa. —intervino Herc. Tomó su camiseta que la había dejado por el suelo; se la puso y fue corriendo por su mochila que estaba en la mano de Jim. Se despidió de ambos y salió del gimnasio.
Quedaban Jim y Ariel; Ariel y Jim. Se miraron unos segundos sin emitir ningún sonido. Esa tensión incómoda de nuevo.
—Y... —inició la chica.
—Debo irme. Hasta mañana, Ariel. —contestó el joven. De nuevo el impulso y ganas que tenía de hablar sobre su cita, se había ido. Se alejó, girándose; dejando a la pelirroja sola en el gimnasio.
Ella suspiró y sintió como si algo la golpeara en el pecho. Era un sentimiento extraño...Se sentía mal de que él le haya hablado así tan seco y cortante cuando ese mismo día le decía cosas como que es demasiado linda para llorar. Era una sensación fea, sinceramente; aunque realmente ellos no eran más que amigos, pero aún así le dolía pensar que podría perderlo... Aún cuando no lo había tenido.
Jim iba casi que corriendo hacia la puerta principal. Tenía que alcanzar a...
—¡Hércules! —lo llamó, apresurado. Por suerte, su mejor amigo logró escucharlo antes de salir y se volteó.
—Oh, Jim. ¿Qué sucede?
—Herc, yo... Quiero hablar un momento contigo.
—Pues...Claro, dime.
—Bien... —carraspeó, tomando aire—, realmente quiero que me respondas una pregunta.
—Ok, ¡suéltala!
—A ver... A ti...emmm... ¿Te gusta Ariel?
El pelirrojo expandió sus ojos con sorpresa pero sonrió, dejando caer todo su peso al lado izquierdo de su cuerpo.
—Interesante pregunta. Bueno...No sé si me gusta, pero sé que me atrae y mucho. Además, sé que ella se siente de la misma forma por mí, así que...es cuestión de tiempo de que sigamos siendo sólo amigos.
—Wow, wow... ¿¡QUÉ!? —sacudió su cabeza al escuchar la última oración. Sus ojos se mostraron confundidos, quedando boquiabierto—. ¿¡A qué te refieres con que ella siente lo mismo por ti!? ¿De qué hablas? ¡Ella no te ve más que como un amigo!
El rostro de Herc pasó de seguridad total a estupefacción.
—¿Disculpa? ¿Y tú por qué dices eso?
—Por la forma en que te mira. No hay duda en que te quiere, pero realmente no creo que ese cariño sea algo más que amistad.
—Hmm... —se acercó a Jim, dejando una corta distancia entre ambos—, ¿y tú desde cuándo eres experto en esos temas?
—Escúchame, Hércules. Sé muy bien por qué te estás acercando a ella.
—¿Ah, sí? ¿Y por qué será según tú?
—Porque es lo que haces con todas las chicas nuevas. Te acercas a ellas, tratas de ligarlas y luego, las dejas como si nada. Y ambos sabemos que es porque sólo así crees que podrás llegar a olvidarte de...
—¡No lo digas, Jim! ¡Te dije que no quería volver a escuchar su nombre en mi vida! —su voz se intensificó, al igual que su mirada.
—¡Pero lo estás haciendo por ella! ¡Crees que te sentirás mejor, pero no es así! ¡Te he dicho cientos de veces que esa forma de jugar con las chicas es sólo una forma cobarde de esconder tus sentimientos! ¡Pero aún así lo haces! ¡Por eso dejé de reclamarte porque si no quieres escuchar un consejo de tu mejor amigo, entonces qué más da! ¡Pero ahora no permitiré que hagas lo mismo con Ariel! —su voz salió con autoridad y fuerza. Los ojos del chico transmitían enojo y todo su cuerpo comenzó a tensarse, que lo podía notar por su corazón acelerado. Pero no era el único con el ritmo cardíaco precipitado; Hércules se quedó atónito por las palabras de su amigo... Frunció el ceño y no se inmutó:
—¿Por qué te importa tanto ella? ¿Será que el gran y rudo Jim Hawkins siente algo por Ariel?
—¿Y a ti qué te importa eso?
—¡Vaya, vaya! ¡Así que así es! Te gusta la señorita de cabello rojo. —soltó en tono burlón.
Sus miradas eran penetrantes y fijas. No perdían el contacto visual en ningún momento. Era como una especie de competencia, como si tratasen de intimidar al otro.
—Bueno, y si fuera así...¿Tiene algo de malo?
—Para nada...
—Bien, entonces puedo contar en que dejarás de tratarla como si ella...
—Em... ¿Quién ha dicho que la dejaré?
Jim manifestó sorpresa en su rostro que segundos después se transformaron en cólera.
—Hablo en serio, Hércules. Ella nunca se fijará en ti, así que déjala en paz.
—Oh, ¿y tú crees que ella se fijará en ti?
—Sé que lo puede hacer.
—Entonces no te molestará que hagamos una pequeña apuesta.
—¿De qué hablas?
—Si logras besarla antes de que la semana acabe, entonces no volveré a intentar nada con ella; pero...Si yo logro besarla, serás tú el que no podrá volver a molestar. ¿Trato?
—¡Estás loco! ¡No haré esa estúpida apuesta contigo!
—¿Acaso no estás seguro de que pueda sentir algo por ti?
—Sí, pero...
—¿¡Y bien!? ¿Acaso es que tienes miedo?
Esa palabra... "Miedo". No existía otra palabra que Jim odiara más. Le causaba repulsión e ira. Le traía recuerdos de hace muchos años; recuerdos que prefería mantener en el pasado...
—A mí nada ni nadie me da miedo... —pronunció Jim, apretando los dientes.
—Perfecto, entonces no tienes nada que temer, ¿no? —alzó su ceja con prepotencia y mirada desafiante, extendiéndole la mano.
Jim observó la mano por unos momentos. Sabía que no era lo correcto, pero no soportó que le haya dicho que tenía miedo y además, así tendría oportunidad de que Hércules no intentara cosas extrañas con Ariel; ese día había tenido suficiente de verlos juntos, no resistiría verlos aún más.
—Pero...Si vamos a hacer esto, no podemos obligarla a que nos bese o en todo caso, besarla a la fuerza. Tiene que ser porque ella así lo quiera.
—Claro, no hay problema. ¿Entonces sí?
—Sí...Trato hecho. —le extendió la mano y así ambos sellaron la apuesta con un fuerte apretón de manos.
Esta pequeña apuesta que hicieron.
No tienen idea hasta dónde los va a llevar.
De verdad no tienen idea.
Nota: ¡Holi! Bueni, aquí finalmente está el capítulo O.O Creo que no está taaaan largo como otros pero es que necesitaba que quedara así x,D En fin, perdón por la demora. Y gracias a mi mejor amiga fue que pude publicarlo ya que Blogger me estaba dando problemas pero ella me ayudó :3 Y creo que eso es todo... ¡Comenten qué les pareció :3!