Capítulo 10 (1era parte)

A

riel se encontraba completamente en shock; su respiración era acelerada, al igual que el latido de su corazón, incluso ella misma podía escucharlo. Los nervios comenzaban a invadirla, manifestándose en forma de sudor que bajaba ligeramente por su frente. Sabía lo furioso que se pondría su padre, lo conocía... Sabía cómo iba a reaccionar en ese momento. Lo peor, lo peor es que Jim tendría que ser testigo del acontecimiento.

Bueno, tal vez no se enojaría tanto...

Hmmm, sólo bromeo.

— ¿Quién es él, Ariel? —reiteró Tritón, en un tono tan seco que hasta daba sed al escucharlo hablar.

—A-Ammm.... É-Él... —apenas lograba pronunciar la pelirroja.

Jim se puso de pie y se acercó al hombre, extendiéndole la mano con una sonrisa.

—Mi nombre es Jim Hawkins, es un placer, señor.

Tritón miró de arriba a abajo al chico, indiferentemente, sin nada que decir. Jim borró su sonrisa y bajó la mano, algo extraño y se puede decir que avergonzado. La chica se levantó y se ubicó a la par del joven.

—Pa-Papá, él es un amigo... Jim... Estábamos estudiando matemáticas...

Frunció el ceño — ¿¡Y por qué no me consultaste de ello!? —el tono de su voz subió a tal punto de hacer estremecer a Ariel. Hawkins la miró con preocupación, porque parecía que se estaba encogiendo o escondiéndose de su propio padre.

—Pe-Perdón papá... Te lo iba a decir pero ayer no te vi en todo el día... No volverá a pasar, lo prometo...

— ¡Ariel, sabes que no me gusta qué no me digas las cosas! ¡Sabes qué odio que no se me informe lo que pasa en mi casa!

Ariel cerró los ojos, encogiéndose una vez más. El ojos esmeralda la contempló con pena y encaró al hombre con algo de disgusto.

—Disculpe, señor... Pero sólo me estaba ayudando a estudiar matemáticas... No tiene por qué gritarle a su hija.

La pelirroja expandió sus ojos de una forma sobrehumana dirigida a su amigo. Su padre reaccionó de igual manera  combinado con furia e ira, emanando de ellos.

—  ¿¡Disculpa!?

Jim se estremeció un poco, debido a tan profunda y tosca voz, pero se mantuvo firme sin esquivarle la mirada —. Sólo opino que no hay motivo para que se altere tanto, cuando simplemente estábamos estudiando…

— ¡A ver, muchacho! ¡Hazme el favor de no hablarme de esa manera! ¡Usted no es nadie para decirme cómo tratar a mi hija! ¡Y no le estoy gritando, la estoy regañando por no haberme dicho de su visita...! ¡Qué por cierto, no me cae nada bien que usted esté con ella, más con esa actitud!

— ¡PAPÁ! —gritó Ariel, enfurecida, aproximándose a él con una mirada tan penetrante, que hasta su mismo padre se sorprendió, incluso el mismo Jim; era la primera vez que la chica alzaba la voz de esa forma, Tritón ni creía que esa voz tan dulce y tranquila, pudiera llegar a ser tan elevada y potente —. ¡Ya es suficiente, padre! ¡Sí, me equivoque, no te dije, perdón, perdón! ¡Pero tampoco es para que te desquites con él! ¡No permitiré qué le hables así!

Tritón no daba crédito a lo que sus oídos percibían, menos aún el joven Hawkins, simplemente estaba boquiabierto.

— ¡Ariel Tritón! —sus ojos explotaron en rabia, así como sus cuerdas vocales —, ¡No seas grosera! —dirigió su mirada al ojos verdes—, ¡Tú! ¡Te me vas ahora mismo!

— ¡Pa...! —trato de replicar su hija, sin embargo, su padre no se lo permitió.

— ¡YA BASTA, ARIEL! ¡Quiero qué se vaya, ahora mismo!

—Está bien, Ariel... Complaceré a tu padre y me iré... 

Jim guardó rápidamente sus cosas y caminó hasta la puerta de la terraza, pero antes, miró a Ariel —. Gracias, por todo y... —posó sus ojos en el robusto hombre—, lamento haber causado tanta molestia, señor... —le dijo en tono serio y algo molesto.

—Nos vemos, Jim —le sonrió, ella.

Él le devolvió la sonrisa y se desvaneció, apareciendo en la puerta principal.
Ariel giró levemente su cabeza para mirar a su padre con ojos llenos de enojo y volteó nuevamente para irse de allí, sin embargo la voz del viejo retumbó por las paredes —. Ariel...

Ella no tuvo de otra que voltearse, pero estaba enojada...y mucho... Tanto así que rodeo los ojos, cruzando los brazos.

—Ariel... ¿¡Podrías decirme quién te dio el derecho de hablarme de esa forma!? 

— ¿¡Qué querías qué hiciera!? ¿¡Qué me riera por echar casi a patadas a mi amigo!? —contestó sin inmutarse, reflejando su molestia.

— ¡No me alces la voz, señorita! ¡Ya fue suficiente de malacrianza!

— ¡No es malacrianza, padre! ¡Lo que hiciste fue muy desubicado!

— ¿¡Desubicado!? ¡Ese joven no tiene por qué estar aquí! ¡No sin antes mi consentimiento! 

— ¿¡Consentimiento!? ¡Papá, sólo lo estaba ayudando a estudiar matemáticas! ¡No era nada malo! 

— ¡Aún así, Ariel! ¡No me gusta que estés con ese joven! ¡Con sólo verle el cabello largo que tiene y ese arete en su oreja, ya es suficiente razón para mí de qué es una mala influencia para ti!

Los ojos de Ariel se expandieron a tal punto, que casi podrían salirse volando —. ¿¡MALA INFLUENCIA!? ¡Tú no lo conoces para hablar así de él! 

— ¿¡Y tú sí lo conoces!? —contestó bruscamente sin darse cuenta del tono tan elevado que estaba usando.

— ¡Claro que sí! ¡Es mi amigo, padre! ¡Y nada te da el derecho de juzgarlo de esa manera!

— ¿¡Amigo!? ¡Si apenas se conocen, Ariel! ¡Tenemos unos días de estar aquí! ¡No lo conoces tan a fondo para saber que es tu amigo!

— ¡Pues, perdona por nunca haber tenido, amigos! ¡Perdona por no ser experta en esto de la amistad! —la adrenalina corría por sus venas, estaba que la sangre le hervía; nunca había reaccionado de esa forma, incluso las lágrimas ya se apoderaban de sus ojos.

— ¡Ariel, antes de que viniéramos aquí, tú tenías amigos! ¡Y verdaderos amigos! ¡Así como...! —se detuvo en seco con cierta mirada petrificada.

— ¿¡Qué!? ¿¡De dónde sacas eso!?

—A-Ah...N-No... Me refería a que...que... ¡Jane es tu amiga! ¿No es así?

—Pues sí... Pero antes de que nos mudáramos a Agrabah, no tenía a nadie más... A nadie de mi edad, nada... ¡Por eso no puedes decirme que no ande con él, cuando no lo conoces! ¡No me puedes prohibir tener amigos!

—Ariel...

— ¡No! ¡Estoy harta! ¡Harta de viajar y de siempre hacer lo que tú dices! 

— ¡Ariel!

— ¡Siempre he sido la niña buena, pero ya me cansé!

— ¿¡Ves cómo ese tal Jim es una mala influencia para ti!? ¡Sólo mira cómo me estás hablado!

— ¡Él no tiene nada que ver con que yo me ponga así! ¡Simplemente estoy cansada de todo esto, padre! ¡Y cuando por fin tengo amigos, me dices que no puedo andar con ellos! 

—Ariel, ya es suficiente...

— ¡Si mamá estuviera aquí, ella me habría apoyado y se hubiera preocupado por lo que en realidad siento! ¡No cómo tú, qué sólo piensas en tu trabajo! ¡Sí mamá estuviera aquí...! —las lágrimas ya le corrían por el rostro. Estaba muy agitada, la voz le salía de una forma que ya no era calmada y quieta, sino, eran puros gritos, rebotando por toda la casa.

Tritón al escuchar la palabra "mamá", sintió un punzante dolor en su pecho que le traía múltiples recuerdos de Athenea... Su muerte había sido muy dolorosa... Su pasado aún peor, ya que, involucraba mucho a Ariel. 

No soportó más y en un sólo grito involuntario exclamó — ¡PERO NO ESTÁ AQUÍ, ARIEL! ¡Tu madre no está aquí y no volverá! ¡Jamás lo hará! ¡NUNCA! 

Ariel permaneció inmóvil y asustada de la forma en la que le había hablado —mejor dicho, gritado—, su padre. Llevó su mano a su boca, mientras más agua chorreaba por su fino rostro. Aquello parecía la corriente de un río... No paraba de fluir.  Con sumo dolor, salió corriendo de allí.

Al salir de la terraza, Carlotta se apareció en frente de ella, con una bandeja en mano, llena de galletas y dos vasos de refresco que era lo que había ofrecido a los dos jóvenes.

—¿¡Qué te sucede, Ariel!? ¿¡Por qué lloras!?

Ariel ni siquiera alzó la mirada, simplemente siguió corriendo a su habitación. No obstante, antes de que llegase a las gradas, Grimbsy la detuvo.

— ¡Ariel! ¿Estás bien? ¿Qué te dijo tu padre?

Ella lo miró borroso, por culpa de sus lágrimas y respondió — ¡No! ¡No estoy bien! ¿¡Estás feliz!? —sin más que decir, siguió con su camino apresurado y desmoronado a su habitación.

Al entrar, cerró la puerta tan rápido como la abrió; se arre costó en ella y se mordió el labio inferior tratando de calmar su llanto, pese a ello, fue en vano; se dejó ir hasta su cama, la cual la amortiguo con suavidad y tranquilidad, justo lo que en ese momento, ella no tenía. Se sentía mal, esa era la verdad… Había llegado a su punto límite y no le quedaba de otra que desahogarse, llorando, sollozando, lamentándose, pero sobretodo…Estaba avergonzada, no por su padre, no por ella misma, sino por la forma en que había sido tratado Jim.

Además, se sentía asustada de sí misma; la forma en la que había reaccionado, simplemente no era normal en ella. Estamos hablando que de un día para otro ya tiene un carácter fuerte... O tal vez siempre lo tuvo, pero hasta ahora se daba cuenta de ello. Tal vez estaba juntando tanto enojo y frustración desde hace muchos años atrás, que lo sucedido, fue la gota que derramó el vaso. Tal vez eso fue lo que hizo que reaccionara así. Tal vez, sólo tal vez... Ariel estaba mostrando su verdadera forma de ser, después de mucho tiempo de estar encerrada en una cajita de cristal.

Mientras tanto, su padre había quedado petrificado ante las palabras de su hija; no lograba moverse, sus pies parecían clavados al suelo, sus pensamientos actuaban como una ola en su cabeza, una ola fuerte, violenta y constante. 

— ¿Y el amigo de Ariel? —dijo Carlotta, sacando a Tritón de su trance. 

Él sacudió su cabeza y aún algo aturdido, la miró serio, seco, sin mostrar algún rastro de...de algún sentimiento... 

—Estaré en mi habitación... Por favor, no quiero que nadie entre... —con esto, el señor con una fuerza sobrehumana, logró quitar los clavos que lo aferraban al suelo, para irse en tal silencio y quietud, que parecía que su cuerpo había quedado plasmado ahí mismo y su alma, la que desapareció de allí.

Carlotta se mordió el labio inferior con pena... Haber visto a Ariel llorar y a Tritón estupefacto, eso no era buen a señal. 

—Ay, Dios mío... ¿Qué habrá pasado? Todo parecía ir bien... —bajó la mirada y se topó con la gran bandeja de galletas, recién horneadas que era para los jóvenes—. Hice las galletas para nada... —agarró una y la introdujo de un bocado a su boca—. Nada mal, nada mal... 

Justo en ese momento, la puerta principal se abrió y a los segundos de cerró. 

— ¡Ya llegué! —exclamó Jane, algo agitada, cargada de libros, incluso con unos papeles en la boca — ¿Alguien me ayuda, por favor? —continuaba, ella, apenas haciendo equilibro para no caerse por tantas cosas encima.

Grimbsy que aún estaba cerca de las gradas, se acercó a la mujer y la ayudo con los libros.

— ¿Por qué ha llegado tan tarde, Jane? 

Ella agarró el papel de su boca y suspiró aliviada —Gracias, Grimbsy... Pues, tenía una reunión con los profesores y se tardó más de lo que esperaba... Ser profesora en un colegio es más cansado de lo que pensé... ¿Y Ariel y Jim?

 

—El muchacho ese se fue hace unos minutos... O mejor dicho, lo echaron.

— ¿De qué hablas? —frunció el ceño.

—Ve y habla con Ariel, ella te explicará lo que pasó... Contigo sí va a querer hablar.

— ¿Ah? Espera, ¿está bien? 

—Está llorando en su recámara... Tuvo una discusión con Tritón...

Porter abrió sus ojos, reflejando sorpresa —Ariel... —murmuró discretamente—, Iré ahora mismo —. Le entregó al mayordomo, el papel que había estado en su boca, encima de los libros. Él la miró desconcertado y antes de que subiera, mencionó con queja —Espera, ¿qué hago con todo esto?

 

—Déjalo por ahí —. Dio media vuelta y corriendo, fue subiendo las gradas.

Grimbsy miró los libros y se dijo a sí mismo: "Por ahí, ¿eh?", y con esto, los dejo caer al piso y como si nada, se adentró en las profundidades de la mansión.

Jane llegó a la puerta del cuarto de Ariel y con gentileza, tocó con sus nudillos.

Adentro, Ariel se alarmó por el llamado a la puerta —N-No quiero ver a nadie —pronunció con voz quebradiza y hasta sollozando un poco.

—Ariel soy yo, déjame pasar... Cuéntame que pasó, por favor. 

La pelirroja al reconocer esa voz, medito por unos segundos y llegó a la conclusión que tal vez sería bueno desahogarse con alguien —. Está bien... Pasa...

De inmediato entró y le regaló a la chica una mirada angustiada. Ariel se sentó en la orilla de la cama y con sus ojos, cristalizados por las lágrimas le demostró que no estaba bien. Porter se acercó lentamente y se sentó a la par de ella, sin quitarle la mirada.

—Jane… —dijo con la poca voz que le salía.

— ¿Necesitas un abrazo?

Ariel no aguantó más y abrazó a Jane con todas sus fuerzas, mientras escondía su rostro en su pecho, llorando y sollozando. La castaña le devolvió el abrazo, posando su barbilla sobre la cabeza de ésta. “Shhh” le susurraba Jane, para tratar de calmarla, mientras con una de sus manos le acariciaba el cabello. “Tranquila.”, “Todo estará bien.” “Ya pasó.”, le decía para consolarla; y al parecer, lo estaba logrando ya que, poco a poco la adolescente fue tranquilizándose.

—Gra-Gracias, Jane —comentó ella, un poco aliviada, con las lágrimas evaporándose poco a poco.

—Está bien, pelirrojita, está bien… —. Cuidadosamente, la fue separando de ella, para mirarla directo a los ojos— Ahora, cuéntame… Qué fue lo que pasó… ¿Qué te dijo tu padre para que te pusieras así?

—Bueno —se pasó delicadamente la mano por la nariz y suspiró—, Todo iba bien, Jim y yo estudiábamos, pero yo olvidé decirle a papá sobre la visita de él, admito que ese fue mi error… Pero, hoy tuve la suerte de que llegara temprano y así, viera a Jim conmigo… Como puedes imaginar, se enojó mucho por no haberle dicho. Le dijo cosas nada agradables, prácticamente lo echo de aquí y después… —tomó aire para continuar hablando—, después él y yo discutimos… Yo me enojé por cómo lo había tratado, le dije muchas cosas, él me dijo muchas cosas, me dijo que Jim es una mala influencia para mí, lo juzgó por su apariencia y luego… Luego sin darme cuenta yo —bajó la mirada—, mencioné a mamá…

La profesora expandió sus ojos, totalmente atónita — ¿A tu madre? Ariel, sabes que a tu papá no le gusta que…

—Sí, lo sé… Sé que no le gusta hablar de ella, lo sé, pero fue algo involuntario, se me escapó, fue accidental, pero él lo tomó de la peor manera y me gritó que ella nunca volvería y…

—Está bien, no sigas… Ya comprendo lo ocurrido…. Entiendo tu comportamiento. Te enojaste, dijiste cosas sin pensar, gritaste y de tanto enojo, terminaste mencionando a tu madre.

—Eso creo… Es sólo que, creo que llegué a mi límite, me cansé de los viajes, de siempre permanecer callada… Y no sé, todo lo que me dijo papá ahora, me afectó tanto que… Me enfurecí…

—Tranquila… Es comprensible tu reacción y aún más con el hecho de todo lo que has pasado, todo lo que has callado. Yo hubiera reaccionado igual, estoy de tu lado, Ariel y lo sabes, siempre lo he estado, pero ésta vez, sí considero que debes disculparte con tu padre…

— ¿¡Yo!? ¿¡Por qué yo!? ¡Él debe disculparse primero conmigo, Jane!

—El orgullo no va a hacer nada aquí, Ariel. Es tu padre y sabes lo mucho que le afecta el tema de tu madre.

—A mí también me afecta, Jane… ¿No crees patético que el recuerdo más vívido que tengo de mamá sea el día del accidente? ¿No crees lamentable que no recuerde casi nada de ella, antes del día en que falleció? Casi no la recuerdo y aunque me gustaría conocer más sobre ella y su vida…no puedo por el simple hecho de que papá no quiere hablar de ella.

—Ariel, trata de hacer un esfuerzo. Lo de tu madre es un tema muy delicado que nos afecta a todos… Es difícil de entender y explicar… Su pasado es desgarrador y el accidente aún más. Por eso a tu padre no le gusta hablar de ella… Porque también tendría que explicarte que… —se calló al instante con los ojos más abiertos que los de un búho.

Había hablado de más.

La pelirroja frunció el ceño y se acercó a Jane — ¿Explicarme qué?

—Me refiero a que…que… —vaciló unos segundos con su cabello, mirando a todas partes, menos a los zafiros de la chica—, a que a él no le gusta recordar a tu madre porque el accidente fue sumamente horrible. Por eso deberías considerar una disculpa.

—Lo sé, yo vive el accidente, Jane, ¿recuerdas? —las lágrimas nuevamente se asomaban por sus zafiros, que hasta debió tragar duro para evitar que salieran disparadas. Había una gran y larga historia detrás de todo eso; un pasado inimaginable y un accidente para cerrar con broche de oro—. Pero lo que me dijo… No creo poder hablarle por unos días.  

Jane asintió con la cabeza, bajando la mirada —Entiendo… Pero, trata de meditar al respecto, es tu padre.

—Sí, lo sé…

—Bueno, ahora… Ve y duerme un poco, toda esta situación fue algo pesada, cualquier cosa que necesites, sólo me dices.

—Gracias, Jane, pero amm… Son sólo las 7:00 de la noche.

—Entonces, haz tarea.

—No tengo tarea.

—Entonces, piensa en Jim.

—Bien… —segundos después, peló los ojos cuando logró analizar lo que había dicho—, ¡No, espera! ¡No quise decir eso!

Porter no pudo contener la risa, sabía que diría eso — ¡Eres tan predecible, Ariel! Ese chico te tiene loca.

— ¡Eso no es cierto!

—Claro que no —respondió en tono sarcástico, haciendo una mueca.

—Adiós, Jane…

Ella rió aún más y se levantó de la cama, dirigiéndose a la puerta —Ok, te dejo para que NO pienses en él.

—Chao…

Antes de salir, le dio una sonrisa pícara y Ariel respondió rodando los ojos.

Ella, al quedar sola, se restregó la cara con algo de frustración y se dejo ir nuevamente a la suavidad de su cama. Al restregar su rostro con las manos, notó que las lágrimas se amenazaban con asomarse de nuevo, pero con un profundo suspiro, logró calmarlas.

“Lo siento, mamá. No debí haberte mencionado… Perdóname.” pensó para sus adentros. 

Sin duda había sido un día ajetreado con muchos altibajos. Por lo menos, mañana sería un día nuevo, un día en el que ojalá todo mejorara un poco.  

O tal vez… ¿Empeoraría? 


PD: La segunda parte del capítulo la subo mañana (sufran xD) O.O Es que el capítulo en sí, quedó muy largo y tuve muchos problemas para que me lo dejara subir, entonces lo corté en dos jeje...
¡COMENTEN ESTA PARTE Y MAÑANA LA OTRA, POR FIS, POR FIS <3! ¡LOS AMO COMO A UNA CANCIÓN DE AMOR x,D!