Capítulo 11

J

 ohn seguía mirando a aquella joven. ¿Era Pocahontas? ¿La mesera de esa   cafetería abandonada?

Todo apuntaba que sí.

Estaba ahí, al pie de una tumba. Pero... ¿Qué había pasado? ¿Será que también murió su amado? ¿Amiga? ¿O algún familiar? Por alguna razón, a él le entraban ganas de saber qué le había pasado.

Se levantó lentamente y fue caminando poco a poco, aproximándose cada vez más a Pocahontas. Pero algo lo detuvo; vio que la chica morena dijo unas palabras que no logró entender del todo. Fue algo como un "Los amo".
¿"Los"? Eso quiere decir que es más de una persona.
Luego de decir eso —susurrar, mejor dicho—, Pocahontas procedió a caminar hacia fuera del cementerio.

John aprovechó y se aproximó a la tumba por la cual, lloraba la joven. Trató de leer en ella, pero estaba algo borroso y las letras no se distinguían bien.
No sabía qué decía, pero quería descifrar ese acertijo.
Sin embargo, ese acertijo se quedaría como acertijo por un tiempo más, porque Pocahontas antes de alejarse más, se volteó y contempló  a ese hombre. ¿Al que le había regado el café?  ¿Era ese?

Se devolvió a su punto de origen con algo de sigilo. Caminó y caminó, hasta estar justo detrás del rubio.

—Ammm...

John se estremeció por tan repentino ruido y se giró. Ella también reaccionó de la misma manera con algo de sorpresa, al confirmar que era ese joven rubio de ojos azules, que tanto había llamado su atención.

—La-Lamento haberlo asustado...

—N-No, está bien. No me asusté. Siento si yo lo hice.

—No, no, en lo absoluto... Es sólo que... Me sorprende que esté aquí y... Bueno, no sé si usted se acuerda, pero yo...

—¿Me bañó en café? Sí, lo recuerdo.

Se sonrojó un poco con la mirada gacha —Y-Yo iba a decir que lo atendí en la cafetería, pero ya que lo menciona... Estoy muy apenada por eso, de verdad que lo siento muchísimo...

—No importa. Ya pasó, ¿no? Pasado pi...pisado... —la última palabra fue como si tratara de expulsar un gran nudo de su garganta. Por alguna razón le costó terminar esa oración. Estamos hablando de que la muerte de Anya ya es pasado... Por tanto... Pasado pisado, ¿no es así? Pero por eso fue tedioso para él decirlo... Inconscientemente se estaba diciendo que debía superar la muerte de Anastasia, por difícil que fuera.

Pocahontas lo miraba con atención —. ¿Se encuentra bien?
Hawkins sacudió su cabeza aturdido y fijo su mirada en ella —Sí, sí... Es sólo que... —suspiró—, nada... Estoy bien, Pocahontas.

Ella expandió sus ojos — ¿Sabe mi nombre?

—Sí. Bueno, escuché a su jefe decirle así el día en que me regó el café.

—Ya veo... —asintió levemente con la cabeza.

Un profundo silencio invadió el lugar. Pero John no dejaba de observarla con atención. Aún quería saber a quién había perdido, cuál había sido su pérdida, quería saber qué tan doloroso había sido. Quería saber si es que ella podría entender por el gran sufrimiento por el que él estaba pasando.

—Bien... Yo ya me debo ir —dijo la mujer.

— ¡No, espera! —exclamó él, antes de que ella pudiera darse la vuelta.

—¿Sí? —preguntó algo desconcertada.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Amm, claro, sí.

—¿A quién has perdido? Porque, pues... Por algo estás aquí, ¿no?

Ella abrió sus ojos como platos — ¿A qu-quién pe-perdí? —titubeó un poco—. Yo...

—No, lo siento... No debí haber preguntado eso. Fue descortés.

Ella no dijo nada, ni una palabra. Sólo estaba ahí, observándolo.

—Bien... —reiteró él—, me debo ir...—le dedicó una mirada agradable y se giró.

Ella posó sus oscuros ojos en la tumba por la que hace un momento lloraba. Alzó la mirada hacia John y con algo de nervios, dijo en voz alta — ¡Señor!

Él se volteó al instante — ¿Si?

— ¿Y sería descortés si yo preguntara a quién perdió usted?

Hawkins abrió sus ojos, cual los de un búho y meditó por unos segundos, con la mirada en el suelo. Hasta que, subió la cabeza y con una media sonrisa, cruzándose por sus labios, respondió —Algo.

Ella rió ligeramente, mientras él se volteaba de nuevo.
Pero nuevamente se volteó, diciendo —Soy John —. Y ahora sí, se iba del cementerio, dejando en el aire esas últimas palabras, pintando una ligera sonrisa en los labios de la mujer. 

En la Academia Kuzco...

En la sala de profesores.

Jane Porter se encontraba sentada enfrente de una taza de café que veía con desgana, apoyando su rostro sobre una de sus manos.
Suspiraba sin ganas y con cierto pesar.

— ¡Buenos días, Jane! —exclamó con una sonrisa, Milo Thatch. Se acercó a ella pero notó que ésta estaba en otro mundo. Ida. Sin prestarle atención.

—¿Jane...? —se sentó en la silla enfrente de Porter. Pero seguía como si nada. —¡Jane! —alzó su tono de voz.

Ella parpadeó varias veces y logró enfocar la vista en su amigo.

—Oh, hola, Milo.

—¿Estás bien?

—No del todo...

—¿Qué sucede? —acomodó sus manos sobre la mesa con los dedos entrelazados.

—Ayer, Ariel discutió con Tritón...

—¿Ariel?

—Sí, ya te lo había explicado. Yo era la tutora personal de Ariel.

—¡Oh, claro, claro! Y Tritón es su padre, ¿cierto?

—Sí.
—¿Y qué tiene que hayan discutido? Todos los adolescentes lo hacen con sus padres.

—No, Milo. No entiendes. La relación de ellos dos no es una típica relación de adolescente y padre sobre protector. Esa familia está muy lastimada.

—¿Pero qué fue lo que pasó?

—Estaban discutiendo y Ariel mencionó a su madre difunta y su padre odia que toquen el tema... Y por eso, le gritó y ella lloraba desconsoladamente y... —suspiró—, Fue horrible.

—¿Pero, por qué odia que toque el tema de su madre?

—Ella murió cuando Ariel tenía 8 años. Murió en un accidente automovilístico en el que todos iban. Pero sólo Athena falleció. Fue muy duro para todos. Y además de eso, Ariel tuvo un problema en ese accidente.

—¿Un problema? ¿A qué te refieres?

Jane expandió sus ojos  y llevó su mano al pecho —Hablé de más... Es un tema delicado, Milo. Pero prométeme que no le dirás a nadie sobre esto, mucho menos a Ariel. 

—Sí, no diré nada. Pero... ¿Qué le sucedió a ella?

—No lo puedo decir. Su padre me hizo prometer nunca mencionárselo a nadie... No es que no confié en ti, pero es muy delicado y no quiero que Ariel se entere de ninguna manera.

Él se arre costó más en la silla, cruzando los brazos —. Está bien. Entiendo.

—Gracias. —sonrió ligeramente.

—En fin, Jane... Yo quería preguntarte algo.

—Seguro. ¿Qué es?

—Bien... Yo... —comenzó a ponerse nervioso. Ciertas gotas de sudor se apoderaban de su frente—. Quería saber si tú quisieras salir co-conmigo.

Jane abrió grandemente sus ojos con sorpresa —Como en... ¿Una cita? —levantó una ceja.

—Amm, pues... —con su dedo índice levanto sus anteojos, deslizándolos por el tabique de su nariz—, Tal vez... Mira, estás algo preocupada por lo de Ariel y así te puedes despejar de ello. Además, nos reencontramos después de muchos años hace unos días... ¿No nos merecemos una salida?

Ella sonrió —Tienes razón. Bien,  ¿cuándo?

—Hmmm... ¿El sábado en la tarde? Podríamos ir a comer algo o ver una película.

—Perfecto. ¿Pasas por mí?

—Por supuesto.

—Hecho. —le sonrió nuevamente. 

Él se la devolvió.

Unas horas más tarde, en el comedor de la Academia...

El grupo de Ariel, Jim, Mulán y demás, estaban sentados en una mesa, disfrutando de su almuerzo. Mientras que por otro lado, estaban el grupillo de los "populares" conformado por Megara, Jasmine, Aurora, Naveen, Tulio y Miguel; hablando y riéndose para llamar la atención.

—¿Entonces de fijo harás la fiesta, Meg? —preguntó Jasmine.

—¡Obvio sí! De hecho, ayer estaba haciendo la lista de los invitados. Será genial.

—¡Owww! ¿Invitarás a…? —Aurora dejo de hablar porque en ese momento, la profesora Marina se detuvo en esa mesa y dijo algo como “Provecho, chicos.” Todos agradecieron, pero Aurora la contemplaba con furia hasta verla irse.

Miguel alzó una ceja ante la cara de su prima —¿Qué te pasa, Aurora? ¿Vomitarás o qué?

—Al ver a Marina, podría hacerlo…

—¿Por qué? Es de las mejores profes.

—Totalmente de acuerdo.

—Sí, ella es la mejor.

—¿¡PODRÍAN DEJAR DE ALABARLA!?

—¿Desde cuándo la odias, Aurora? Hasta a mí me agrada. —argumentó Megara, cruzando los brazos.

—Desde que me enteré de que es novia de Shang…

Todos miraron a la chica y suspiraron con indiferencia.

—¿¡No les importa!? ¿¡No entienden que no puede haber relaciones entre profesores!? ¿¡No entienden que esa tipa es novia de mi Shang!?

—Aurora, cariño… Primero que nada, como te lo hemos dicho miles de veces… Tú eres una alumna, él un profesor… ¡Nunca pasará nada entre ustedes! Él jamás se interesaría en ti. Y segundo… Si son novios, ¿qué? Tienen derecho al serlo, no es su culpa que la directora Yzma haya impuesto esa regla.

—A ustedes nunca les importa de lo que yo hablo, ¿verdad?

—Sí, sí. Volviendo a lo importante… Las fiestas del cumpleaños de Meg siempre son espectaculares.

—Lo sé. Y tengo una gran sorpresa planeada.

—¿¡Qué es, qué es!? —preguntaba Jas, emocionada.

—Si te digo ya no será sorpresa, ¿o sí?

—Ay —hizo un puchero—, Bien... Apuesto que será fabuloso.

—Lo será.

—Sí, sí, una sorpresa... Fabuloso, pero amor, ¿habrá alcohol? —intervino Naveen.

—Por supuesto que sí. Como todos los años. Además, ya que ésta será la última fiesta, antes de la graduación... Será la mayor fiesta a la que alguna vez hayan asistido.

—¡No puedo esperar! ¡Será de lo mejor! —exclamó Jasmine—, ¿Y sabes lo mejor? Le podremos restregar en cara sobre la gran fiesta a esa tal Ariel. Se morirá de envidia.

—Oh, pero si yo voy a invitar a la cabeza de tomate.

—¿¡QUÉ!? —gritaron al unísono Jas, incluidos Naveen, Tulio y Miguel.

Aurora sólo observaba callada a su grupo de “amigos”.

—¿Por qué invitarás a cabeza de tomate?

—Sólo piénselo. Será su primera fiesta en esta Academia. Puede ser una clase de…acogedora bienvenida… —sonrío con mirada felina.

—¡Ohhhh! ¡Entiendo!

—¿Te harás amiga de Ariel? —comentó Rosa.

—No, Aurora… —contestó en tono golpeado con ojos asesinos—, Me refiero a que… ¡Mírenla! —hizo un ademán con su mano, señalando a la mesa de la nueva y compañía.

—Entonces tuve que salir en pijama y todo el mundo me vio así. ¡Fue tan vergonzoso! —contó la pelirroja, mientras se reía.

—¡Ariel, eres genial! —decía Hércules, riéndose.

Ella río, nuevamente, al igual que todos en la mesa —menos Malina—. Esa chica de verdad que les agradaba —una vez más, menos a Malina—.

—Sí, eres… —inició Jim. Ariel lo miró al instante con los ojos bien abiertos, ansiosa por conocer esa palabra a la cual, Hawkins daba muchos rodeos. —Amm genial, eres genial, sí. —sonrió algo nervioso.

Ella le devolvió la sonrisa.

Hubo una gran diferencia entre ese “Eres genial” de Hércules y Jim… Cuándo Hércules lo dijo, le provocó gracia y hasta se sintió halagada, pero cuándo Jim lo dijo… Fue tan diferente. Fue como si le hubiera dicho el mayor halago del mundo. Aún así, ella no podía olvidar los acontecimientos que habían ocurrido el día anterior; seguía apenada por cómo su padre lo había tratado. Y con eso, se le vino a la cabeza la gran discusión que tuvo con Tritón. Realmente había sido muy tensa, nunca había visto a su padre de esa forma. Ni siquiera entendía por qué no quería hablar de su madre. Sí, su pérdida había sido duro para todos, pero… ¿Por qué no quería hablar de ella? Debería haber otra razón por la que él no quisiera hablar de Athena, no podía ser sólo por dolor. Si hubiera sido por dolor, no se habría enojado y gritado de la forma en que lo había hecho. Ahora, Ariel comenzaba a sospechar que había algo detrás de todo eso. ¿Qué había pasado después de ese accidente? ¿O qué había pasado antes? 

Además, recordó que en determinado momento su padre mencionó “Antes de Agrabah tú tenías amigos…” Él había dicho que hablaba de Jane, pero… Si hablaba de Jane, ¿por qué dijo…”Tenías”?

Tantas preguntas se le venían a la mente. Era como si empezara a sospechar que su propia familia le ocultaba algo…

—¿Ariel? —dijo Mulán, tocándole el brazo con delicadeza.

La chica volteó con una mira aturdida y sonrió a medias para hacerle entender que estaba bien.

Megara la observaba con tal repugnancia y odio que si se pudiera matar con la mirada… Ariel ya estaría muerta.

—Digamos que esa cabeza de tomate… Tendrá la mejor bienvenida de todas…

Sólo me queda decir…

Pobre Ariel, si tan sólo supiera...

PD: ¡Yeiii terminé!  Este capítulo quedó un poco más corto de lo usual, pero bueeenooo xD ¡Espero les haya gustado x3! ¡Comenten, comenten :D!

Gracias por leer *w* ¡Los amo como una canción de amor xD!